Hay lugares en la sierra de Guadarrama donde aún es posible la aventura. Lugares escondidos y solitarios donde no existen los senderos, ni marcas ni señalización alguna. Lugares desconocidos para la mayoría y alejados de los sitios donde los fines de semana se concentra la mayoría de montañeros y senderistas. Lugares salvajes y olvidados en los que si nos internamos, deberemos trabajar a tope nuestras dotes de orientación e intuición montañera para ser capaces de elegir los mejores sitios de paso, improvisar y cambiar el recorrido sobre la marcha cuando sea necesario, y evitar acabar perdidos, enriscados o enzarzados entre una maraña de vegetación en el fondo de una vaguada.
Uno de esos lugares son las preciosas y desconocidas hoyas glaciares del valle de Lozoya: Hoyo Berrocoso, Hoyo Cerrado y el Hoyo de Peñacabra. Ubicadas en la cara sur de los Montes Carpetanos, entre el puerto de Malagosto y el Nevero, el agua que aportan se descuelga de manera abrupta y salvaje por angostos y encajonados valles hasta desembocar en el río Lozoya, a la altura de los pueblos de Alameda del Valle y Pinilla del Valle.
Como si de unos exploradores de tiempos pasados fuéramos, en esta ruta nos internaremos en esos recónditos y salvajes valles y vaguadas siguiendo los restos de antiguas trochas, muchas de ellas invadidas por la vegetación y otras ya desaparecidas, para, entre una maraña de vegetación, alcanzar el circo glaciar de Hoyo Cerrado, el más espectacular de los tres que hay en la zona, ubicado sobre los 1.800 m.
Campo a través pero ya por terreno más despejado y cómodo, remontaremos el circo en su totalidad hasta salir al cordal de los Montes Carpetanos algo por encima de los 2100 m. Desde aquí haremos un tramo de cordal en bajada hasta llegar al puerto de Malagosto (1.928 m.), durante el que podremos disfrutar de panorámicas vistas a ambos lados del cordal.
Desde el puerto iniciaremos el descenso en dirección a Alameda del Valle por la loma de Peñas Crecientes hasta enlazar con la pista que habremos tomado al comienzo de la ruta. Por aquí, sorteando vacas por una zona ganadera, llegaremos de nuevo hasta el lugar donde aparcamos los coches.
Esta ruta es, en definitiva, una gran oportunidad para conocer un bonito circo glaciar del que muchos hablan pero al que pocos han conseguido llegar.