Corre, corre que se nos pasa el arroz.

El pasado día 26 de abril, unos cuantos miembros de este grupo, tuvimos ocasión de participar, una vez más, en la ruta que organizó el Club Tierra Trágame, conocida como CruzaPedriza. Una ruta circular que se inicia y termina en El Boalo y que, con una distancia de 27 Km. y un desnivel positivo de 1200 mts., recorre una parte de la Pedriza de Manzanares el Real.

Como otros años, nos dimos cita en El Boalo a una hora temprana para recoger la documentación que la organización nos entregó. Un mapa de la zona, una hoja de ruta y una tarjeta de paso que había que presentar en cada uno de los tres controles que estaban instalados a lo largo del recorrido.

Cruza Pedriza

A la siete y media salimos los primeros grupos en dirección a la Ermita de San Isidro, al pie de la Peña Mediodía, para enfilar el camino que, en subida constante, nos llevó hasta el Risco de la Encina y, posteriormente, hasta el denominado paso de las clavijas. Estos primeros repechos nos hicieron sudar lo suyo y aligerarnos de ropa aunque no por mucho tiempo porque las nubes no presagiaban nada bueno. Este año nos sorprendió que en esa zona de las clavijas no hubiera cola de espera para pasar, como ocurrió otros años, así que nuestro paso por allí fue rápido.

 

Seguimos hasta el Collado de Valdehalcones para encaminarnos hacia la pista de las Zetas donde estaba el primero de los tres controles. A partir de aquí, empezó una llovizna persistente que nos acompañó durante una buena parte del recorrido. Continuamos hacia la Sierra de los Porrones y empezaron a adelantarnos los primeros corredores que habían salido bastante después que nosotros.

Según íbamos subiendo, el viento se hacía cada vez más intenso y, con ello, la sensación de frío que, unida a la lluvia, hizo bastante incomoda esa parte del recorrido. Incluso se oyó algún comentario de otro participante que dijo: «aprieta el culo y date prisa, que nos quedamos tiesos», como si apretar el culo hiciera que se cogiera más fuelle para acelerar el paso.

Las cabras del Boalo

Ese viento nos acompañó hasta llegar a la Maliciosa Baja por donde pasamos para, luego, dirigirnos al Collado de los Pastores, a la pista de las Zetas y al segundo de los controles en El Puente de los Manchegos. De nuevo una marca en la hoja de control de paso y, además, una barrita ofrecida por la organización a modo de avituallamiento.

Afortunadamente, a partir de este punto dejó de llover pero el agua ya había hecho su efecto en las prendas menos técnicas. Incluso alguno se acordó de ese pantalón de agua que estaba bien guardado en el armario de casa. Está claro que nunca hay que confiarse.

La siguiente parte del recorrido fue una bajada continua siguiendo el cauce del río Manzanares, por el PR M-18, para cruzar el río por el puente del Retén y seguir hasta la pista de las Zetas. Aquí, algunos siguieron por la pista y otros por el PR M-18 que es lo nosotros elegimos para llegar hasta Canto Cochino donde estaba situado el último de los controles .

Para mi, esta parte del recorrido fue la más interesante porque, aparte de que la lluvia había cesado y la temperatura era más benigna, el paisaje se volvía espectacular cuando la niebla lo medio cubría. Lástima que la cámara que llevaba no funcionó como debía.

Después de un corto descanso, continuamos camino para afrontar la última parte de la ruta. La subida hasta el collado de Quebrantaherraduras desde donde nos dirigimos hacia el Berzosillo por el PR M-16 y continuamos hacia El Boalo cuyas casas ya se divisaban a lo lejos y adonde llegamos después de siete horas y media de pateo. En la siguiente foto no están todos los que participaron porque unos llegaron antes y se fueron y otros llegaron un poco más tarde y ya estábamos «paellando».

Todos en la meta
Comida en grupo

Presentamos la hoja de control, en el puesto que tenían habilitado, para que supieran que habíamos llegado y que no salieran a buscarnos y recogimos un obsequio, una cantimplora metálica, que entregaban a todos los participantes según iban llegando.

Después nos esperaba el premio final, un buen plato de paella que, como el año pasado, la organización había preparado. En esta ocasión, y a pesar de que paramos poco, llegamos con el arroz pasado. De todas la maneras, después de una ruta así, ese plato de paella nos supo a gloria.

Y para terminar la jornada, foto final tanto de los que participamos como de otros compañeros que venían de otras rutas y con los que compartimos cervezas, refrescos y charla durante un buen rato.

Aunque este año echamos en falta algún detalle con respecto a lo que hubo en la anterior convocatoria, no cabe duda que montar una actividad de estas características tiene su complejidad así que un aplauso para El Club Tierra Trágame por la organización. Quizás algún día nuestro grupo de montaña realice su propia marcha anual así que, hasta que eso llegue, iremos tomando nota y aprendiendo de los más veteranos.

Si todavía no conocéis ese recorrido, os recomendamos que lo realicéis. No os defraudará. 

Gracias a Nacho y a Beatriz por la fotos.

Y ahora, a seguir Cresteando.


Nota: Artículo redactado y publicado por Eugenio RTb.


 

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